por imape 9 julio 2022
En los últimos años se ha puesto de moda llamar “mercantilistas” a una serie de operadores políticos y económicos en el país por N razones. Sin embargo, al momento de definir a nuestro país, casi todos concuerdan en que nuestro sistema económico es “capitalista neoliberal”. Pero, ¿lo es realmente?
La realidad es que en nuestro país persiste un sistema capitalista basado en un modelo mercantilista heredado de la época colonial y que lamentablemente en 200 años de independencia nacional, ningún gobierno se ha dado el trabajo de modernizar de forma racional.
En este post estableceremos la diferencia entre el modelo mercantilista y el modelo capitalista en el Perú y esperamos esclarecer uno de los principales problemas que existen en nuestro país: ¿Por qué no nos desarrollamos?
El mercantilismo es un sistema económico basado en el comercio. Este surgió como una evolución del sistema feudal medioeval debido a la expansión del comercio con la expansión territorial de las potencias Europeas.
El Mercantilismo parte del principio en el que cualquier cosa se puede comercializar y mediante este proceso uno puede ganar un margen de utilidad. Un puesto de mercado o una bodega/ferretería es un claro ejemplo de un negocio mercantilista. Compra barato un producto X, y revende el mismo producto X + un margen de utilidad que le sirve para pagar el costo de comercialización (permisos, alquileres, energía, personal, impuestos) y un beneficio propio.
En contraste, el Capitalismo busca maximizar la utilización del capital para generar más capital en sí mismo.
El Capitalismo surgió como la evolución del Mercantilismo cuando las potencias europeas “descubrieron” que podían maximizar el valor de su capital al reinvertirlo en su negocio o en negocios paralelos que le permitan obtener una mayor rentabilidad.
Siguiendo la lógica del modelo Capitalista, un bodeguero que decide expandir su negocio, abriendo nuevas sucursales, incrementando su oferta de productos, controlando sus cadenas de suministros y comprando el territorio donde establece sus comercios es un capitalista.
¿Por qué?
Porque busca maximizar el capital que su negocio le genera continuamente.
El capitalista no para de expandir su negocio. Lo hace crecer hasta donde dé el mercado. Si su país le queda chico, se expande en la región y luego a nivel mundial. Y una vez que llega a su tope, diversifica su negocio “aperturando” otro rubro en paralelo o incluso compitiendo en un nuevo rubro completamente distinto. En este proceso, el capitalista contribuye en expandir el mercado local al desarrollar su negocio, generando más puestos de trabajo, la aparición de negocios paralelos para servir a su operación y para atender la demanda de todos los participantes en la operación generando así riqueza para su persona, entidad, comunidad, distrito, provincia, región y país.
El mercantilista en contraste se satisface con el status quo. Para este es suficiente marginar y no complicarse. Este es solo un intermediario. No genera valor agregado realmente. Solo facilita la interacción entre productor y consumidor. Es por ello que los negocios mercantilistas no duran en el tiempo. Generan riqueza solo para el propietario y su familia de forma temporal, y debido a la falta de inversión y espíritu competitivo, estos terminan siendo consumidos por la competencia o desaparecen al fallecer el dueño del negocio.
Este tipo de negocios solo contribuyen marginalmente al desarrollo de sus comunidades y localidades y no generan cadenas de valor.
Los países que mantienen un empresariado bajo el modelo mercantilista son los países en desarrollo que nunca se llegan a desarrollar. Estos empresarios viven cómodamente en su propio status quo y mediante este promueven el “cortoplacismo” a todo nivel.
En estos países, los comerciantes de corte mercantilista existen en millones, pero estos no generan ni valor agregado ni riqueza exponencial para su país o comunidad. Los verdaderos empresarios y emprendedores se cuentan con los dedos de las manos y pies en tales territorios.
En nuestro país nos queda mucho por recorrer para eliminar el paradigma mercantilista de nuestra clase emprendedora. El Estado claramente no lo va a hacer. Solo nosotros podemos cambiar nuestra realidad.
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