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EL PERÚ EN UN MUNDO DE PAÍSES “GANADORES Y PERDEDORES”

por imape 21 julio 2022

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por Jeremy Burns
Estratega de Marketing IMA GO!

Introducción:

Tal como sucede internamente en los países, en el planeta las relaciones internacionales se establecen en base a una serie de reglas establecidas en instituciones, pero en este caso supranacionales.

Estas tienen como misión labores específicas, como las Naciones Unidas (soberanía, independencia, indivisibilidad de territorios, respeto de los derechos humanos) o la Organización Mundial del Comercio (limitaciones de tarifas, mecanismos de apertura de comercio, estandarización de procesos y normativas para el comercio global). Adicionalmente, existen organizaciones como la OIT, OMS, el FMI (Fondo Monetario Internacional) o el Banco Mundial (BM) que regulan cada uno un sector especializado de las relaciones globales del planeta.

El Perú es miembro de cada una de estas instituciones y sigue una serie de reglas y parámetros con el fin de seguir siendo partícipe de estas instituciones. Ejemplo de esto fue el seguir los lineamientos de la OMS con el fin de participar en el esquema de donación de vacunas o el mantener un ratio de deuda soberana específico sobre el PBI para acceder a préstamos por parte del FMI o el BM.

Los Límites del Comercio Internacional:

En teoría, si un país es miembro de la OMC y sigue sus reglas y protocolos, este puede competir equitativamente en el mercado mundial. El Perú al ser miembro de esta organización, y al ser reconocido como una economía de mercado, tiene esta oportunidad. No obstante, la realidad es un poco distinta, y eso es lo que ha creado una percepción de “ganadores” y “perdedores” en el mercado global.

Asimismo, esta percepción de ganador y perdedor es utilizada retóricamente por tanto los que se han beneficiado con la globalización como los que realmente se han quedado atrás. Y eso explica la guerra de tarifas de EEUU con China, la hostilidad entre Europa y Rusia y otros conflictos interregionales que están empezando a ebullir.
En el Perú, dependiendo del gobierno de turno con su respectiva filosofía o ideología, unos han visto la posición del Perú en relación al comercio internacional con el vaso “medio lleno” o “medio vacío”.

Claramente, Perú Libre ve nuestra posición como desventajosa y “busca” “fortalecer” la posición del país cambiando las leyes que rigen el comercio interno e internacional debido a que nuestro país no puede influir en siquiera colocar una coma que se le pasó a alguien en los documentos que determinan el comercio global.

Quid Pro Quo o Cómo funciona realmente el Comercio Global:

Los estadounidenses tienen dos frases que pueden ser utilizadas para describir claramente cómo funciona el comercio mundial: “Quid Pro Quo” y “Pay for Play”.

Quid Pro Quo es una frase en latín que significa en términos de Layman: “La primera la pongo yo, pero de ahí te toca a ti”. Esto implica que las naciones con más capital se la “juegan” por las naciones como Perú ingresando sus negocios e invirtiendo en el desarrollo de las mismas siempre y cuando el país les brinde las mismas condiciones que estas tienen en su mercado local.

“Pay for Play” es una frase en inglés que en este caso la podemos traducir como “Pagar Derecho de Piso”. Para que una economía en desarrollo pueda competir internacionalmente, primero debe dejar que otros compitan en su territorio. Una vez que los socios comerciales e inversores internacionales se sientan cómodos y crean que pueden confiar en tal país, estos empezarán a importar los productos del mismo de acuerdo a sus necesidades. Pero, si el país no tiene nada “interesante” o competitivo para exportar, los países desarrollados no le comprarán nada a este.

Los países en desarrollo actualmente siguen siendo los mismos países que en el último siglo pasaron de un sistema dependiente/colonial a la independencia o que no lograron transformar sus economías del modelo colonial (mercantilista, extractivo y transaccional) a un modelo capitalista (de generación de valor agregado).
No es de sorprender por ello que los países en desarrollo sean los menos industrializados del planeta y que las industrias extractivas sean su única fuente de “competitividad” (basados en precio y costo de oportunidad).
El Perú es un país mercantilista, le pese a quien le pese. Las empresas realmente capitalistas pueden ser contadas con los dedos de las manos y pie. Y estas, operan modelos consolidados en el Siglo XIX en su mayoría.
¿Por qué decimos esto?

Porque nuestras principales industrias de exportación siguen siendo principalmente extractivas: minerales, combustibles, pesquería, agricultura. Ninguno de estos exporta realmente productos industrializados dentro de su sector. Exportamos gas y petróleo, pero prácticamente ningún derivado en base a estos productos. Exportamos uranio en bruto y no combustible nuclear. Si desarrollásemos nuestros mínimos campos de litio, exportaríamos el polvo, pero no produciríamos baterías para el mercado automotriz o tecnológico. Exportamos arándanos frescos, pero no productos derivados de los mismos, y así sucesivamente.
Y nuestras industrias que generan productos de valor agregado que han logrado abrirse un espacio en los competitivos mercados internacionales, que se pueden contar con los dedos de las manos (Alicorp, Gloria, Aje, etc) son demonizados por los seguidores de Perú Libre que irracionalmente los etiquetan de monopolios sin entender qué implica ese concepto.

La Posición del Perú Hoy:

Durante los últimos 30 años, el Perú tuvo que hacer bastante Quid Pro Quo (el FujiShock, préstamos del FMI, BM, BID, etc) y Fair Play (Privatizaciones, Liberaciones, reducción de tarifas y aperturas comerciales) que finalmente a partir de la década pasada dieron fruto brindándonos acceso a los TLCs con las principales economías del planeta en condiciones “igualitarias” (todo depende de qué podemos ofrecer nosotros) liberación de visados en casi 100 países del planeta (incluyendo la Unión Europea), crecimiento de 20 veces en el flujo turístico al país, y el ser vistos y promovidos como el país más estable de la región.

Si bien en las regiones estos “logros” no han sido tan palpables como en la capital o en las provincias exportadoras o de atractivo turístico, estos “pequeños” hitos han permitido que el sueldo mínimo se haya triplicado durante estos años mientras que la devaluación de la moneda no ha alcanzado si quiera el 50% en el mismo periodo.

Los problemas de nuestro país en relación a la competitividad y atractivo de nuestros productos es 100% responsabilidad nuestra. No es culpa del mercado o del modelo neoliberal que no podamos producir si quiera una llanta moderna que sea competitiva, habiendo sido el centro del desarrollo del caucho 100 años atrás.

El modelo brinda las mismas oportunidades para todos los países de atraer inversiones y generar riqueza. Es por ello que países como China, Corea del Sur o Viet Nam que en 1980 eran más pobres que la región más pobre de nuestro país en ese momento, nos hayan sacado una ventaja abismal al invertir sus recursos en desarrollar sus industrias y capacidades. Los autos coreanos en los 90s eran considerados MALOS por el mercado mundial. Literalmente te podías llevar uno por una cajetilla de Chiclets. Pero a partir de la mitad de los 2000s, estos fueron vistos tan buenos como los japoneses. Hoy los autos chinos siguen siendo considerados MALOS, pero ¿a cuántos de nosotros no nos han jalado los ojos las últimas versiones de las SUVs chinas que vienen mejor equipadas que cualquier carro europeo y con diseños muy similares a los de BMW, Land Rover o Lamborghini?

Y en este tiempo, ¿de quién es culpa de que seamos prácticamente de los pocos países de Sudamérica que no tiene ninguna planta de ensamblaje y producción de alguna marca de automóviles en su territorio? Hasta Ecuador tiene plantas de ensamblaje y producción de automóviles con casi la mitad de la población de nuestro país y menos de un tercio de nuestra expansión geográfica.

La dura verdad es que tanto nuestros políticos como nuestra clase empresarial no han hecho lo mínimo necesario para sembrar la confianza en los inversores locales e internacionales para invertir en el desarrollo del país. Es más fácil simplemente importar y vivir del “Laisse Faire” que ponerse la mano al pecho y críticamente mirar nuestra propuesta de valor como país.

Conclusión:

Si queremos desarrollar nuestro país, sacar de la pobreza a los millones de peruanos que siguen viviendo en condiciones medioevales, y competir de igual a igual con las principales economías de la región y el planeta, debemos copiar las políticas y prácticas que llevaron a tales países a convertirse en los referentes tecnológicos e industriales de hoy. Tenemos todas las “puertas” y “mecanismos” globales a nuestra disposición.

Cambiar la letra en nuestra enésima Constitución no lo va a desarrollar al país. No lo ha hecho en 200 años. Solo cambiando nuestro paradigma mercantilista y nuestras taras mentales postcoloniales lo van a hacer.

 

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